domingo, 19 de marzo de 2006

Soziedad Alkoholika: limites, fronteras y posibilidades para la libertad de expresión



Es muy controvertido, obviamente, todo lo que se ha montado en torno al concierto de este grupo, tanto en Miajadas como en Plasencia. He querido dejar que pasaran los días para ver el desenlace, casi como un cámara de televisión o un documentalista, con datos que han ido apareciendo y siempre, de fondo, la estupefacción por la hipocresía de algunos, de los de siempre.

Puedo llegar a entender que existan temores, y hasta preocupaciones, pero para ello estamos en un estado de derecho, existe una constitución y unos órganos judiciales. A lo que no podemos llegar es a una criminalización gratuita, a una alarma social sin fundamento y a una politización. Es lo que tiene la globalización, en este caso de la política. Que el terrorismo se utiliza a nivel nacional como arma arrojadiza, pues usémoslo también en la periferia, en Miajadas mismo, e incluso en Plasencia, donde hace pocos años el alcalde conservador JLD vetaba a Dover.

Eso es lo que ha pasado. El cinismo llevado a la máxima expresión. Democracia Nacional, un partido político de ultraderecha que apoya a Fuerza Nueva en Italia o que machaca el imparable y a veces necesario flujo migratorio con aquello de "los españoles estamos primero ha sido la punta de lanza. A su derecha, siempre a su derecha, dos aliados: la Asociación de Víctimas del Terrorismo y el Partido Popular, siempre alerta para rebañar un puñado de votos.

Frente a todo esto una nueva contradicción, una paradoja permanente: la crítica que se hace a Ayuntamientos gobernados por el PSOE (Miajadas y Plasencia) y pasar de alto a festivales como Extremusika, que, en terreno pepero, contienen grupos con letras incitando al consumo de drogas, a la violencia y al terrorismo de estado. ¿Ha sido puesto esto en manos de la Fiscalía?

No me ha gustado, y no quiero tampoco pasarlo por alto, la posición de quien tiene la competencia en la materia a nivel regional. Entiendo que es un tema complicado, pero se ha plegado a una presión dictada por una masa social ruidosa pero reducida, manipulada por una situación de alarma social que no era para tanto. Hace menos de un año Extremadura acogía a Soziedad Alcoholika en Valdesalor y en Casar de Cáceres: ni una sola crítica ni un solo incidente. ¿Cuál es la diferencia? Un año para las elecciones, simple y llanamente.

Sin embargo, queda en entredicho las posibilidades y los márgenes para la libertad de expresión y queda también en entredicho la capacidad de plegarse a una exigencia según el ruido que esto produzca.

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