Proyectos Colectivos
Una ciudad es un proyecto colectivo, aparte de un organismo vivo que no se entendería sin la suma de muchas emociones, de muchas personas, de infinidad de proyectos vitales. Cáceres hace tiempo, no sé antaño en qué medida lo fue, carece de proyectos colectivos, se ha adormecido y no se percibe, salvo muy contadas excepciones, que existan proyectos vitales que hagan que la ciudad tenga un latido continuo que le permita ser un organismo vivo.
Desde hace tiempo, por otro lado, asistimos a que se ha vuelto a generar opinión desde los medios escritos. Tal es así que en el terreno de los articulistas cacereños hay uno y después están los demás. Sonoro fue su pase de uno de los dos periódicos a otro y sin embargo día a día, aquella concepción sencilla que caló tanto, la de la ciudad feliz, cambió de denominación. También percibo que genera opinión, más de la que debería generar una sola persona en una ciudad desde su púlpito periodístico, pero justificable por la desidia colectiva a la que desde hace doce años se nos tiene sumido por el "sí bwana" municipal.
Sin embargo, siguiendo con esas ilusiones conjuntas, creo que no es comparable, aunque la opinión debe ser respetada, el Cáceres CB, aquel equipo de baloncesto de la ciudad con el Corte Inglés. Y es que eso de escribir todos los días y además desde la ironía fina debe ser complicado. Pero cuando se asume un compromiso público al menos lo que debe pedirse, cuanto menos, se sea político o articulista, es todo el rigor posible. Y no es riguroso decir que el Corte Inglés es un proyecto colectivo.
¿Acaso vamos a reír, a saltar, a llorar cuando aumenten las ventas, haya pérdidas o se abra un período de ofertas? Porque en el V Centenario primero y en el Multiusos después lloramos, primero de rabia y luego de emoción, cuando nos jugamos el descenso en ACB con el Ferrys Lliria, o saltamos en Cáceres de alegría y pasamos a la impotencia cuando perdimos la Copa del Rey, y aplaudí a rabiar cuando un amigo metió una canasta en el descanso de un partido desde el medio del campo. Eso sí era un proyecto colectivo, porque además había cantera, y porque era un equipo de nuestra ciudad, de nuestra región, y había extremeños jugando que eran nuestro mejor escaparate.
Por eso no es comparable un centro comercial, por muy importante que sea para aumentar los niveles de crecimiento económico, con otra serie de proyectos que aunque también necesiten, y mucho, de apoyo privado, generan un sentimiento de sentimientos que jamás puede adquirirse sólo desde indicadores económicos. Necesitamos, y ahí sí que comparto todo lo dicho por el articulista, proyectos que nos aumenten nuestra condición de cacereños, que nos empujen en una dirección única, que impulsen y que mejoren nuestra identidad.
Para eso sobra el timonel del barco, que va a la deriva en lo que a reforzar nuestra ciudad se refiere de ilusión. La Plaza Mayor debe cambiar de rumbo, y entonces sí que surgirán proyectos colectivos, desde la imaginación y desde lo público, con los que nos reiremos, saltaremos, sufriremos y que defenderemos.
Lo otro, lo que tenemos ahora, no es más que lo que se ha querido para Cáceres: una ciudad adormecida sin proyectos colectivos y pendiente de lo que haga el sector privado. Así, paradójicamente, sí que podemos buscar coincidencias, si no lo remediamos los cacereños el próximo mes de mayo: seguro que alguno se atreve a descorchar una botella de champán dentro de unos años, en la inauguración del Corte Inglés, y decir lo que viene sucedidendo en esta nuestra ciudad desde hace mucho "Hemos pasado de que Freixanet nos ilusione, a brindar con Freixanet". Luchemos por proyectos tangibles que están a la vuelta de la esquina, como la Capitalidad Cultural. Cambiemos el chip
3 comentarios:
Pues yo creo que es más tangible el Proyecto de El Corte Inglés que el de la capitalidad cultural que no tendremos, casi seguro.
Pero vamos, es sólo una opinión. Es tangible y sonante (o ¿era contante?), el Corteinglé digo.
El de siempre.
Pues que el CI patrocine al CC-CB y todos contentos.
Venga ya, venga ya, si Alonso de la Torre es de los vuestros. Sólo hay que ver cómo se descojona finamente del alcalde y de las (vetustas) formas y maneras del PP. Pero de lo que más se ríe es del conformismo de los cacereños.
Por cierto, qué casualidad que el tío dejase el Extremadura cuando el periódico pareció cambiar de orientación y liarse a cabezazos con Ibarra por un quítame allá esa publicidad institucional y esas subcripciones.
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