San Silvestre
Hacía años que no corría la San Silvestre. Me retiré la última vez en la Cruz de los Caídos y este año aguanté dignamente e incluso me quedé al ceremonial de los regalos. Sin duda, el aplauso por la organización es para el amigo Raimundo Medina, complicada papeleta la coordinación de todo. Pero ayer reconozco que en esa multifaceta de deportista, cacereño preocupado y observador perenne, vi varias cosas que no me gustaron nada de nada y que quiero contar con afán de que mejoremos, pues excepto franquetadas varias, el resto nos corresponde a todos
1. Jamás podré estar de acuerdo -es más, sentí profunda vergüenza ajena- por la pitada sonora e insultos varios que se le profirieron a la chica que ganó en su categoría la carrera, y todo por ser de Badajoz.
2. A todo el mundo se le cogen las mentiras, por aquello de que tienen las patas muy cortas. ¿Qué hay de aquel propósito del concejal del PP que acudió a la presentación de la San Silvestre, Francisco Javier Castellanos, que animó a correr con el convencimiento de que él iba a participar con sus dos sobrinos? Si con eso mentimos, qué no haremos con otras cosas
3. Por favor, un cambio urgente de presentador. Ni Franquete conecta con el Cáceres de ahora ni el Cáceres de ahora es como Franquete. Por eso esa falta de equilibrio es un ejemplo más de lo complicados que terminamos siendo los cacereños. Busquemos la naturalidad de las cosas y cada persona tiene su público y cada época su humorista.
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