viernes, 13 de noviembre de 2009

La injusticia del cubo de Biblioteconomía en Badajoz


Desde ayer estoy muy enfadado con la justicia. Es mejor enfadarse con la justicia, que es algo etéreo, que no enfadarse con quien ha provocado esta situación no sé si de película de Berlanga, de drama o de película de terror. Es mejor pensar que a quien increpas es a la balanza que representa la justicia, aunque en el fondo sabes que la separación de poderes tiene ciertas perversiones, aunque bienvenida sea la separación, y que los recursos y fallos sucesivos no entienden de nada que no sea aplicar leyes que son muy sencillas de utilizar en un juzgado. Sin embargo, para quien provoca esta situación, pasar de un titular mediático a un daño irreparable, no sé si genera algún tipo de emoción o de placer, ahora que la palabra está tan de moda. Se nota, sí, se nota: desde ayer estoy muy enfadado.

No soy de Badajoz, pero conozco Badajoz. Políticamente es quizás la ciudad más compleja a la hora de llegar a determinados acuerdos. El diferente signo político del Ayuntamiento y la Junta de Extremadura o Diputación, unido al particular carácter del alcalde influye. Es la ciudad más grande de Extremadura y posiblemente la que más complejidades encierre a la hora de ser administrada. Es una ciudad que ha tenido diferentes espacios estigmatizados y que poco a poco van cambiando la fisonomía a cambio de inversiones, sensibilidad, decisiones políticas y consenso. Una de estas zonas es la zona de la Plaza Alta, de la Alcazaba de Badajoz.

En la Alcazaba de Badajoz se ha conseguido no solo cambiar la fisonomía sino lograr cambiar la actitud. La Biblioteca de Extremadura, la Facultad de Biblioteconomía, el Museo Arqueológico, la Plaza Alta... son ejemplos de inversiones realizadas o de infraestructuras que allí existen. El esfuerzo ha sido enorme. La ciudad poco a poco va respondiendo y en la Plaza Alta uno puede tener el lujo de tapear tranquilamente y terminar paseando por el Palmeral de la Alcazaba, donde realizamos un concierto en 2001 y por entonces se nos tachó de insensatos. Hoy sería, afortunadamente, normal.

Pero de eso, de la actitud, de la autoestima, de la alegría por ver una zona rehabilitada, de la renovación de una ciudad, de dotación de servicios, del consenso político... de todo eso parece que la justicia no entiende y no puede legislar. El corsé legislativo ha fallado a favor de quien se considera amigo (con amigos así no harán falta enemigos, supongo) y ha torpedeado la línea de flotación de una ciudad y me da que nos va a instalar en el surrealismo con este tema durante no poco tiempo. Toca, dicen, derribar el cubo. Un espacio que contiene, a mi parecer, el reflejo de la nueva arquitectura en un lugar histórico, al estilo del Archivo o de la rehabilitación del Palacio de la Generala en Cáceres. Un espacio que contiene a personas y un lugar que según indica el Rector de la Universidad habrá que cambiar de ubicación. Adiós a la universidad dentro de Badajoz, adiós. A eso, en época de crisis, le añadimos, el coste que supondrá el derribo del cubo: mayor incluso que su propia construcción. Perverso cuanto menos.

La justicia, por justa, termina siendo injusta. Aquello de acatar el fallo judicial es lo políticamente correcto, pero me enerva. Me enerva ir a la Plaza Alta y ver que han tirado el cubo. Me enerva que los alumnos de Biblioteconomía tengan que dejar de ir andando a sus clases. Me enerva que la Biblioteca de Extremadura quede sola ante el peligro. Me enerva que los acuerdos políticos realizados con mimo y buscando no ya el interés general sino la revitalización de una zona degradada se vayan al carajo por un fallo judicial.

La justicia, en este caso, debería tener más elementos de juicio. Humanidad, cultura, sentido común, conocimiento de la situación. Porque en esta ocasión la hemos liado, y creo que bien gorda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón en muchas de las cosas que dices, sólo hay un pero. Y es que ya es hora de que las Administraciones dejen de saltarse a la torera las mismas leyes que aplican a la ciudadanía

Anónimo dijo...

¿Para cuando uno sobre la corrupción en tu partido? La autocrítica es muy edificante...pero inexistente en tu partido, si no fíjate cómo cerraron el blog de vuestros compañeros de Cádiz que se mostraron críticos. Difícilmente podéis presumir de progresistas y demócratas cuando en vuestro partido es el primero donde las decisiones no se toman democráticamente.

PD.: no soy del PP