lunes, 11 de enero de 2010

Las rajadas de Aranzana



Media vuelta de Gustavo Aranzana en el Cáceres han dado cuenta de su estilo de trabajo, al menos el que se ve externamente, y de sus manifestaciones públicas. Mi conclusión, por si alguien quiere dejar de leer, no es favorable al técnico.

De su actitud en los partidos, destaco la forma de trabajar los errores con el banquillo, que no todo iban a ser cuestiones negativas. Sin embargo, creo que su excesivo protagonismo durante el partido lo que manifiesta es que no cree en la plantilla y en los jugadores como grupo, no ya en determinadas individualidades. Sin embargo confía ciegamente en jugadores como Carlos Cherry que sinceramente aún no ha demostrado absolutamente nada en nuestro equipo.

Me preocupa cómo actúa con Lucio Angulo. No sé si la relación que mantienen es la mejor posible, pero encuentro cierta dosis de frialdad para con el jugador de más prestigio que tiene actualmente el Cáceres. A raíz de la última victoria hablaba de que no tenemos un líder. No. Tenemos a Lucio Angulo, un jugador de baloncesto que podíamos ponerle a hablar -o a escribir- de casi todo y saldría casi siempre bien parado. Un jugador que no confunde nombres de escritores (algún día me referiré a esto) y al que se le presume una inquietud cultural. Forcada está ganando minutos, y bienvenidos sean, pero a costa de relegar a Lucio Angulo por cuestiones no totalmente deportivas, o al menos da esa impresión.

No me gusta cómo trata a Sanguino. Quizás el cuerpo le pida cortar al único cacereño de la plantilla para fichar a otro cinco, pero sería excesivo. Por ahí la directiva no pasará. Pero demuestra cuando juega que sigue teniendo esa mano y ese pundonor y que no se arruga.

No me gusta la dependencia que tenemos de Francis Sánchez. Jugadas y jugadas a base de bloqueos construidas para él y una protección excesiva al final de los partidos. Si entran, bienvenido sea, pero la dependencia no es buena

Y tampoco me gustó su rajada en la previa al último partido cuestionando la disponibilidad del pabellón. Es un hecho conocido que en ocasiones cuesta compatibilizar el Multiusos con eventos de carácter nacional. Pero hay que saberse adaptar. No creo que sentara nada bien ni en la directiva ni en los gestores del pabellón.

Como moralejas me quedo con tres. Dos de las cuales por otra parte también comenta Javi Ortiz en su blog. De seguir así, Aranzana va a terminar quemado a final de temporada, pese a que tiene contrato para la siguiente. La segunda, que parece que nos hemos instalada en el desánimo de querer terminar cuanto antes la temporada. Y la tercera, de mi cosecha, es que el equipo, pese a su irregularidad ni es tan malo ni está tan mal configurado. Es cierto que es arriesgado, pero es el que se hizo y seguramente ni Piti estuvo cien por cien satisfecho.

nota: no he entrado a valorar todavía las manifestaciones referentes a la ACB. Simplemente porque merecerían un artículo independiente, pero tiempo al tiempo

3 comentarios:

Rayito y Lanita dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Paco...la verdad es que, con todos mis respetos hacía él...no esta equilibrando sus conocimientos tácticos con su sentido de la profesionalidad...(esto ya lo hablaremos..si nos vemos un día y hacemos un mini-tertulia de basket)
Un Saludo

jandro dijo...

Totalmente de acuerdo. El último partido fue muestra de un sinfin de despropósitos que a Piti le hubiera costado la pitada del respetable. Empezando por darle la manija del juego en el último cuarto a un recien incorporado y que está a por uvas y acabando por los tiros de Francis Sánches. Hablabas de dependencia. Si al menos tirara cuando se han hecho un par de bloqueos indirectos para él...pero no es el caso.La verdad es que al tío le da igual jugarse los balones estando defendido por tres tíos y así van sus porcentajes y multitud de ataques errados y precipitados que desembocan en contrataques rivales. Bueno, que me lio.Un abrazo

Anónimo dijo...

Entrenadores desfasados; viejas glorias de cuando había uno más uno o...; dinosaurios sin aparacamiento en sitio mejor. Podríamos llamarlo de muchas maneras, pero son este tipo de entrenadores viejos no en años, sino en forma de entrenar, preparar y llevar un partido.
Gustavo Aranzana tendrá sus detalles positivos (preparación física de sus pupilos, tal vez), pero los negativos están muy a la vista: ausencia de cambios defensivos (individual / zonas); no pedir tiempos muertos cuando el equipo se atasca o lo pasa mal, reconfeccionar una plantilla que aceptó al fichar; cambiar a los jugadores tras errores evidentes; no realizar cambios de jugadores agotados; no aprovechar las posibilidades y distintas cualidades de los mismos (casos Xavi Forcada, Gio Dedas, Ermolinski: ¡increíble!); crear expectativas para destrozarlas a la semana siguiente; no preparar jugadas específicas para finales de partido apretados y esperar a que se aparezca el milagro en la muñeca o cabeza de un jugador. Y, posiblemnte, más (¿Cherry?).
Prefiero entrenadores con un libro de jugadas más actuales, con menores pretensiones "personales", que sepan transmitirle a sus jugadores lo que quieren y hacerles sentir útiles, con experiencia en la categoría... ¡Alguno tiene que haber!

A mí me habría encantado volver a ver a Ñete Bohigas, por ejemplo.

Un abrazo.

¡Viva el baloncesto! (por encima de nombres y hombres).