Dobles morales: ídolos de ceniza

El sábado asistí, otro día más, a una de esas edificantes sesiones de terapia/debate en relación con el comportamiento de la sociedad, las dificultades de los jóvenes, el tema del consumo de alcohol y drogas... Y realmente que estamos ante un problema con una solución complicada, en la que no sirve de nada que haya recursos destinados a paliar, por ejemplo, el consumo de drogas, si no todo el mundo tira en la misma dirección.

Me quedo, para ilustrar esto, con el Rolling Stone Keith Richards, que acaba de confesar, su graciosa majestad, que se esnifó a su padre. Y todo el mundo hace chanza, le ríe la gracia y se siguen contratando y gastando dinero público para ello y dándole páginas de periódicos. El Real Madrid no es noticia ya por sus mediocres resultados; lo es por los que se quedaron de marcha la noche anterior. Y nadie hace nda. Debería existir un código de conducta, y una prevalencia por el futuro de la sociedad antes que por seguir contribuyendo a esos ídolos de barro.

Al final de todo, como sucede con otras cosas, nos embarcaremos en esa doble moral que tanto nos permite avanzar y redimir nuestra culpa. Al final de todo pagarán los bobos de turno. Como aquella directora general de Castilla La Mancha que cesó Bono hace ya unos años por confesar que había fumado marihuana. ¿Y a Keith Richards quién lo cesa?