El invento de la juventud
"Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud", como diría Quino.
Ese día será a partir del 27 de mayo de una manera física-simbólica, pero el margen de maniobra con el que hemos contado los jóvenes, si se me apura la palabra usar el término de "autogobierno" ha sido mucha. Hemos sido pioneros en muchas cuestiones, y si nos paramos a pensar muchas de ellas se han hecho pensando en las generaciones de jóvenes como grandes beneficiarios. En la medida del ordenador por cada dos alumnos pienso, por ejemplo. Además, hemos abanderado la bandera de la cogestión. Buena parte de los grandes proyectos que se realizan en Extremadura para los jóvenes se hacen con la colaboración y coparticipación de entidades sociales, juveniles... Desde los jóvenes para los jóvenes. Cuando hace años acudía a foros y encuentros juveniles, compañeros de otras comunidades autónomas se quedaban impresionados por el contacto tan fluido y la cercanía que teníamos con nuestro director general de juventud, fuera el que fuera, e incluso con el consejero de turno. En 1999, con motivo de Ciudad Joven, conocí al Director General de Juventud del País Vasco. Podía ser perfectamente mi padre. Su edad le delataba. En Extremadura a esa cercanía le hemos añadido siempre una cuestión de edad, de empatía. En todo ello, sin duda, ha influido quien enseguida podemos considerar como la persona que más ha apostado por nosotros en los últimos 25 años: Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Su ascendencia no está solo fundamentada en que sea el único presidente regional que hayamos conocido. Personalmente también me sucede desde que soy mayor de edad con el alcalde de mi ciudad y hay una atracción fatal. Ibarra deja la impronta, y también la medida. Asume el riesgo y lo comparte. Deja hacer y fomenta que se haga.
Guillermo asume, de ahí la valía de su medida, la necesidad de adaptar a los tiempos lo que demanda y exige nuestra sociedad y nuestra política. La juventud de hoy, a su preparación, le añade una complejidad y una incertidumbre desconocidas hasta ahora. La juventud de hoy es casi autosuficiente y en algunos momentos puede llegar a serlo realmente (con consecuencias dispares, tanto beneficiosas como las más perniciosas)
Por eso hay que ver con pragmatismo y con expectación inusitadas su anuncio. No es un anuncio de ventajismo político (que por otra parte habrá que ver qué hace el candidato a rey mago Floriano, ese que todo lo promete). Es un anuncio mucho más importante: es un anuncio de necesidad social, de incorporar al debate del hoy la inmediatez de un futuro cada vez más presente. Y para actualizar esos acontecimientos es necesario que haya quien lo haga simplemente con la carga en su mochila de estar participando en esa vorágine que puede detectarse -y bien- como ha hecho hasta ahora el gobierno regional de Extremadura pero no puede tocarse y mezclarse.
El anuncio de la Consejería de los Jóvenes, por tanto, confunde a quienes lo quieran ver como un arranque electoralista de un puñado de votos. Es un encaje socialmente necesario. Otros se empeñan en proponer ahora leyes integrales de juventud, pero para cambiar a la sociedad por decreto -cosa que no puede hacerse, Alfonso Guerra dixit- o procurarla mejorar, primero hay que saber cómo es esa sociedad, mezclarse y mojarse con ella.
Así que cuando Quino acuda a Extremadura en septiembre a recoger el Premio Extremadura a la Creación verá que, como en otras cosas, somos positivamente diferentes. Entenderá que esa frase que él formuló, aquí ya es una "cuestión de estado" y verá que aquí tendremos nuestra Mafalda particular, de carne y hueso, aquella persona que se siente en el Consejo de Gobierno y pueda decir aquello de "Permiso para discrepar", y para proponer, y para proponer...
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