jueves, 20 de marzo de 2008

Extremadura, cultura y el espacio europeo de educación superior


Decía el rector de la Universidad de Extremadura hace unos días a cuenta de la propuesta de la Junta de Extremadura sobre la reducción de titulaciones universitarias que estábamos abocados a titulaciones de grado de cuatro años y a contenidos generales y no tan específicos como existen en la actualidad. Puede tener razón si desde las particularidades que observamos en lo cotidiano analizamos su reflexión. Por ejemplo, tengo un amigo que está dando clases a una persona casi con dos carreras y que tiene problemas de acentuación. Todo se agrava si a ello le añadimos que la formación universitaria de esta chica está orientada a la enseñanza de púberes. Existen infinidad de ejemplos más, sin duda que acrecientan esta sensación.

Hablamos, hay que recordarlo, del Espacio Europeo de Educación Superior que emana de la Declaración de Bolonia que lo que persigue es converger -unificar, homogeneizar- en toda Europa con la misma formación universitaria. Dicho esto, y antes de continuar con aquellas carencias que pueden existir quiero manifestar públicamente mi opinión sobre la propuesta de la Junta de Extremadura, y aceptada por la Universidad, de suprimir aquellas titulaciones con un número de alumnos inferior a 25 en los últimos años. Pues bien, si no recuerdo mal la propuesta tiene una letra pequeña, algo sobre lo que no se ha incidido y que sí que se plantea (aunque al final pueda resultar complicado de lograr). Me estoy refiriendo a que se deja la puerta abierta a aquellas titulaciones sobre las que exista un interés especial de promocionar. Es aquí donde quiero mojarme. Sobre todo porque algunas de las carreras afectadas dan en la línea de flotación de una Facultad, la de Filosofía y Letras que aparte de ser el centro precursor de la Universidad de Extremadura mucho tiene que decir para el desarrollo, presente y futuro, de una ciudad que va a estar ligada siempre al pasado, a las letras o al arte.

Poniéndonos en el peor de los escenarios inmediatos, que no lográramos ser Ciudad Europea de la Cultura, seguiremos teniendo el título en Cáceres, que no nos lo quitará nadie, de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, siguen existiendo piedras, proyectos tan significativos -pese a personalismos a veces innecesarios- como Primeros Pobladores o espacios tan importantes como el Centro de Artes Visuales Helga de Alvear, la futura Escuela de Teatro o la futura Ciudad de las Artes. Pero sin localismos, Extremadura seguirá teniendo a Trujillo y a Plasencia como candidatas, solas o acompañadas, a ser espacios patrimonio. Tenemos a Mérida, la Alcazaba de Badajoz, Guadalupe, espacios singulares de norte a sur, desde Hervás a Fregenal, pasando por Robledillo de Gata, Coria, Fuente del Arco, Medellín o Montánchez. E infinidad de elementos más. La cultura viva y democrática, presente en las piedras y extensible a todos nosotros y a los que nos visitan merece un tratamiento diferenciado. Por ello creo que hay que aplicar la letra pequeña a determinadas titulaciones o como se llamarán en el futuro, títulos de grado.

Necesitábamos crecer como Universidad en su momento, necesitábamos que la Universidad fuera un aldabonazo más para nuestra identidad... y todo ello se logró. El crecimiento pudiera considerarse más o menos desproporcionado, pero desde el momento en el que existan jóvenes extremeños formados en determinadas titulaciones se habrá hecho convenientemente a juicio de la historia. Pero puestas las bases de la identidad de Extremadura a través de nuestros centros académicos superiores sería ciertamente contradictorio que la propia vorágine que hemos creado para reforzarnos como autonomía nos engullera lo que representa nuestro patrimonio, nuestra historia o nuestra cada vez más solvente literatura de autor extremeño.

Por cierto, en el equilibrio que habría que buscar, porque hay que buscarlo, entre las titulaciones y las especializaciones, habría que medir también si es conveniente que anualmente existan titulaciones prácticamente en los cuatro campus universitarios de corte similar. Sería algo que habría que estudiar, potenciar la especialización dentro de aquellas titulaciones en espacios concretos, algo que ganaría más a la larga y no en redoblar esfuerzos.

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