De Cachola a Pepe, del insulto al golpe
Tenía pensado desde hace días hablar de la actitud de Cachola, el presidente del Cerro de Reyes, y su inadmisible comportamiento. Es injustificable su comportamiento por cuanto que un dirigente de un equipo deportivo, sea de la categoría que sea, debe mantenerse prudentemente diplomático y sobre todo ser un ejemplo en lo que a juego limpio se refiere, aunque no pise el campo. Espero que los órganos federativos pertinentes estén a la altura y que corten este tipo de comportamientos. No hacerlo, en una región como la nuestra, puede llevar a sentar precedentes que si bien no son la norma, pueden hacer que actitudes como la de Cachola queden sin el castigo que merecen.
Me ha empujado a recordarlo cuando he visto esta mañana las brutales imágenes de Pepe, el central del Madrid, en el partido de ayer contra el Getafe. No todo vale, ni en lo deportivo ni en la vertiente humana de los deportistas. Incluso hay ocasiones, porque las imágenes valen más que las palabras, en que casi que las disculpas no sirven. El Madrid no está en su mejor momento para realizar acciones ejemplares, y menos con uno de los pocos centrales fichados en los últimos años que le ha salido medianamente rentable, pero precisamente la omisión de medidas ejemplares sería un síntoma de debilidad claro. La pelota, de nuevo, vuelve a estar en el tejado de órganos federativos, esta vez nacionales.
Los medios de comunicación tienen en ambos casos un papel fundamental. Tanto en la condena como en el alimentar desde tertulias y artículos de opinión actitudes violentas para combatir la misma violencia del deporte.
En definitiva, dos actos cargados de irracionalidad. Dos imágenes que pueden verse en la red y que me niego a propagar para no sentirme corresponsable de difundirlas. El deporte de base, las aficiones y las ilusiones de los espectadores, jugadores y gargantas que gritan por una camiseta todas las semanas no se merecen ninguno de estos dos capítulos.
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