Empezamos el Tengo una pregunta para Europa
Unas horas después de haber finalizado en la Facultad de Derecho puedo hacer un balance mitad satisfactorio y mitad crítico de lo que supone acercar una propuesta de este calibre a la sociedad. A tumba abierta creo que estas propuestas son radicalmente novedosas y atractivas y ejercen, para quienes participan de ellas, un curioso magnetismo. Hemos querido hacer actividades no muy pesadas y densas y creo que en ese aspecto lo hemos logrado. Contar con personas de la talla de Antonio Ventura o Susana del Río o lograr el equilibrio que consiguen encima del escenario, como una pareja de artistas consolidados, Salvador Garriga y Alejandro Cercas, es un lujo que debemos saber administrar. Por eso creo que hechos los laudes también hay que ejercer cierta crítica o autocrítica que quizás emane de la participación y termine en esta misma. Porque si justamente lo que se pretende es incentivar la participación y chocamos con que esta no es tan fácil de arrancar de raíz es que las propuestas, más allá del interés, deben estar envueltas en otras fórmulas.
Hemos convertido el mundo de la participación social o educativa, sea en lo formal o en lo no formal, en un mundo lleno de refuerzos positivos o negativos. La Universidad, si es que Bolonia no lo remedia, cada vez es más una expendedora de títulos y para de contar. Terminaríamos, en esto, en aquel dilema del huevo o la gallina.
Sin embargo, el balance es positivo. Seguimos contando con materia prima, la de nuestros hombres y mujeres, la de nuestros jóvenes, concienciados en seguir aportando su grano de arena.
El formato creo que es acertado. Aplicable a muchas iniciativas. Sugerente y dinámico. De lo que se trata, sin empachar, es de intensificar su uso. En esas estamos. El próximo, el 7 de mayo en Don Benito a las siete de la tarde.
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