sábado, 1 de marzo de 2008

De sentirse mujer a Floriano el churrero


Ayer anduvimos en Mohedas de Granadilla y en Navalmoral. Dice muchas veces Guillermo lo de las carreteras, y tiene razón. Nos plantamos en un rato en ambos sitios y pasamos una tarde agradable. Estos actos siempre se recordarán por determinadas circunstancias, pero ante todo por la compañía. Primero, la del coche: María, Lara, Edu y Jorge, y después la del calor de la gente del sitio a donde te diriges. Anoche no nos pudimos quedar a tomar la espuela de rigor en Mohedas y fui yo quien tuve que hacer de malote para decírselo a los siempre agradecidos compañeros. Alguno nos dio recuerdos para socialistas históricos, como Manolo Veiga; de otros vimos la necesidad imperiosa por ganar unas elecciones; de todos vimos ilusión. 80 personas abarrotaban el salón. Rosa Delgado anduvo firme y sosegada, tranquila y directa. Me quedo con dos pinceladas. La primera, la reflexión que hizo sobre Dalila, o sobre Fátima, según se vea. La segunda, aquello de que "quien no sabe hacer, no sabe mandar". Primero a lo de cada uno y luego a lo de los demás sería una buena paráfrasis.

Cerró Jorge. Le quedaron poco espacio, pero escapó muy bien. Anoche se sintió mujer, dijo. Por aquello de los cuatro brutales asesinatos hace unos días. Se ha dicho mucho de la implicación de gobiernos y de jueces. Pero la sociedad y el papel que tiene que jugar también son esenciales en la denuncia y en la sensibilización. Votar a Zapatero en Mohedas es el primer paso para lograr la alcaldía dentro de unos años. Es el primer paso para gritar que es mucho más idónea la afinidad de gobiernos socialsitas que lo contrario.

A la vuelta, camino de Navalmoral -donde acompañamos a nuestros compañeros y a mis amigos de juventudes- leí que Floriano hacía hoy balance de la campaña en una churrería. Sin comentarios. Por cierto, que le recuerdo que en campaña es candidato por Cáceres. Lo digo porque resulta un tanto petardo que esté repetidamente haciendo actos en la provincia de Badajoz. Pero dejemos a Floriano el churrero. Demasiado tiene con lo suyo. Le quedan apenas ocho días para pasar al más duro ostracismo político. Y eso tiene que doler, políticamente, se entiende

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