domingo, 30 de abril de 2006

Marina, libro esencial


Suelo tener el buen hábito de seguir apostando por un autor si me gusta lo que he leído de él. Eso me ha pasado con Pérez Reverte (hasta que aborrecí el tono general de sus libros de artículos) o con Matilde Asensi. Uno con el que también me he querido lanzar a la piscina con la lectura de toda su librografía, Jesús Ferrero, me da pie a sacar paralelismos con este libro. Algo de autómatas recogen los dos. Plenamente fantástico uno, entremezclado con la realidad de Barcelona éste de Ruiz Zafón.

Si Alvaro Valverde, con Beltrán Aceña, ha sabido ser escritor de su Plasencia (lo dije hace apenas unos días), con Carlos Ruiz Zafón cualquiera puede meterse dentro de la ciudad de Barcelona. Mis iniciales dudas con respecto al libro, que tenía reminiscencias demasiado acusadas, a mi juicio, con La Sombra del Viento, se han disipado de un plumazo y casi de una sentada. Es una perfecta lectura de la amistad, del amor y de coger aquellos trenes que van pasando y que a veces dejamos escapar. Una perfecta radiografía en la versión adultescente de Ruiz Zafón, un autor que consideraba a este tipo de novelas como literatura infantil y juvenil con una gran carga vital para todos los públicos.

Marina, Óscar, Germán son los protagonistas de una historia que puede tener muchas tramas y muchos personajes secundarios, pero sólo una intención: la de darnos cuenta de que la felicidad no se construye en torno a la superficialidad cada vez más habitual, sino en torno a las relaciones humanas intensas y valientes.

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