viernes, 23 de noviembre de 2007

25N


Esta mañana hemos acudido al acto que conmemoraba el Día Internacional contra la Violencia hacia la mujer (no me gusta decir hemos celebrado porque tiene más fuerza positiva que negativa) Personalmente me he encontrado con algunos antiguos compañeros de trabajo y he aprovechado para felicitar a Pilar Lucio, consejera de igualdad, con quien no había coincidido desde su nombramiento. Colectivamente creo que nos hemos removido un tanto las conciencias, porque a falta de amenización audiovisual cada día que pasa más normal, hemos escuchando textos escritos por jóvenes, desde la más absoluta ingenuidad y el mayor de los propósitos de ser quienes terminen por cambiar esta sociedad. El detalle ha sido el de escuchar las voces absolutamente inocentes de un coro de chavales que han inundado el Patio Noble de la Asamblea con sus voces. La curiosidad, el de aprender un rato antes del acto que este día surge tras el asesinato de tres hermanas de la República Dominicana. Las ausencias, las de quienes no han estado: allá siguen algunos con su conciencia y misoginia -ya por sus hechos los conocemos- pese al ahora rango institucional con el que cuentan; otros, a buen seguro, andaban en otros menesteres y les ha costado no venir. Y no quiero terminar con demagogia, porque podría decir aquello tan hueco y tan vendible que faltaban las 69 personas que ya van asesinadas. Donde faltan es en su entorno, con sus hijos y con sus familias. Allá es donde realmente les han echado en falta. Por ellas, ojalá que tengamos algún día que eliminar la nota al pie de este día.

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