Rumbo al Líbano
Ya han partido un buen puñado de personas, la mayoría jóvenes, rumbo al Líbano. Muchos son extremeños o proceden de un regimiento que se ubica en Badajoz. Conozco al menos a tres personas que se van para allá, de ahí que quizás me sensibilice todavía más este tema. Más allá de debates estériles que suelen suscitarse en caso de conflictos -y sin valorar, porque no toca, aquellas ocasiones en las que el ejército ha estado vendido a nefastas y/o negligentes decisiones- creo que es impagable hoy día el papel de nuestro ejército.
En numerosas ocasiones nuestro expresidente regional habla de que sin un médico de ayer entra en un quirófano de hoy, difícilmente sabría operar. Pues creo que en cierta medida eso mismo sucede con el ejército. Un mando de anteayer no sabría manejarse en un ejército de hoy. Al ejército se le podrán achacar muchas cuestiones, algunos incluso podrán utilizar estereotipos fáciles aduciendo antimilitarismo, pero lo que es cierto es que en la concepción del ejército de hoy día en los países con cultura desarrollada y civilizada (no sirve cumplir únicamente uno de los dos requisitos) no encaja el soltar un tiro de manera injustificada. La misión del ejército, tanto interna como externamente es absolutamente esencial y mucho le debemos tanto a la institución como a las personas que hoy día lo representan, sean mandos u oficiales de base.
Me descubro el sombrero y les deseo la mejor de las suertes, a ellos y a todos los soldados que bajo el mandato de Naciones Unidas quieren representar una cultura de paz y de reconstrucción de pueblos en muchas ocasiones irreconstruibles
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