En caída libre
Sarkozy, al que tanto se abrazan nuestros líderes políticos Rajoy y Zapatero, está cayendo en picado. Tanto por formas, como por atender a otras cosas como en popularidad. Alguien que se le presupone expuesto a todo no puede insultar a una persona de a pie, sino tragarse la lengua cuantas veces sean necesario. La diferencia en este caso entre Zapatero y Rajoy es que el primero se abraza a un país, Francia, y a una idea, la europea a través de quien democráticamente ha sido elegido; el segundo se abraza a la persona y a sus ideas, porque así le apoyaron como candidato del PP.
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