Los spaghettis de Rajoy
Muchas veces hemos visto la última bancada del consejo de ministros en el congreso vacía en las sesiones de control al gobierno. Anoche descubrimos cuál era el porqué. En un mitin lleno a rebosar y de marea roja sin camiseta, asistí a un acto entrañable. Por muchos motivos que ya expliqué en otro post y que podéis buscar en las etiquetas, que para eso están. Porque además hablaba mi amigo Jorge y era importante estar y apoyarle. Por cierto, nada tuvo que envidiar al resto de los intervinientes. Porque es cierto lo que dijo Guillermo de Juan Valle. Cada uno tendrá sus cosas, pero la sonrisa de la boca no se le quita. Guillermo estuvo en su línea. Quizás cojo algo que también escuché en Trujillo. El simil de las avenidas, y cómo Zapatero ha abierto más carriles, más derechos para que todos podamos circular en ellas.
Pero volvamos a los spaghettis. Rajoy no habla. Escupe. Decía ayer María Antonia. Y parece, y lo dice por experiencia quien le ha tenido detrás durante casi una legislatura, que no solo escupe bilis y rencor, sino que también esos grumillos de odio son tropezones de las croquetas del bar de al lado del Congreso. Ya dijo Juan José Millás hace tiempo en El País que este candidato padecía de halitosis. Al menos, y dejémoslo ahí, de halitosis política. Dejo la crónica de campaña para mañana. Hoy toca Santibáñez el Alto.
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