lunes, 4 de junio de 2007

Centralismo mediático, morbo informativo y de fondo la inquietud


Hace unos días, Extremadura hacía historia. Nos hemos convertido en la única comunidad autónoma de la historia de nuestra democracia en la que tras 24 años de gobierno de un partido, es el mismo partido quien sustituye con otro líder al presidente anterior. Jordi Pujol, por ejemplo, perdió. Hemos sido de las pocas comunidades autónomas en las que los socialistas se han consolidado en votos, han ganado de una manera ejemplar y posiblemente tras la constitución de los ayuntamientos quede convertida la presencia del PP en Extremadura a la Petibonum de la historia democráctica extremeña en las grandes ciudades: Badajoz, Don Benito y para de contar.

Más allá de eso, Madrid, Madrid, Madrid y también Madrid. La diferencia de votos entre Gallardón y Sebastián, la renuncia de éste, las discrepancias entre Aguirre y Alberto Ruiz Talador, la dimisión de Simancas... Ése es el centralismo mediático. Ya está bien de tanto madridcentrismo, cuando otras doce comunidades autónomas han celebrado sus elecciones. ¿Acaso el morbo está en saber con qué dedo le hurgan a Zapatero tras el traspiés de Madrid? ¿A alguien le interesa de verdad todo eso? Nos hemos aborregado y no terminamos de revelarnos.

No se habla en la prensa del milagro socialista extremeño, como debería. Uno va directo a empaparse del vuelco electoral en Talayuela y de la irrupción de Iniciativa Habitable. No se encabeza un titular diciendo que Cáceres volverá a ser socialista sino que se refieren los periódicos nacionales a algo así como al apoyo de un extránsfuga.

Me gusta leer El País, disfruto de la discrepancia y de la alergia que me da El mundo, la canela fina de La Razón me parecía interesante, los semáforos de La Vanguardia creo que es una sección curiosa, el ABC me parece que tiene un formato ejemplar, los medios digitales cada vez son más leídos... pero nada de eso es comparable a que muchas veces no suelen estar donde hay que estar, sino donde el conformismo o las líneas editoriales supuestamente al dictado de los mercados, no ya de las ideologías, les indican.

Hoy y mañana las portadas y las cabeceras de los informativos volverán a Extremadura. No es para menos. Un chaval de 17 años ha matado a otro en Talavera La Real. El pueblo donde se encuentra el aeropuerto de España que mayor evolución de pasajeros tiene en nuestro país no es noticia por eso, sino por un suceso inquietante. Espero ver el tratamiento informativo. Espero ver el alcance de la noticia y en medio del tiempo, sea mucho o poco, que tengo para leer periódicos digitales o en papel, escuchar radios o ver telediarios, observaré con lupa el tratamiento que se le da a esta noticia inquietante y triste que hoy me preocupa mucho en la misma proporción que casi todos los días me siento satisfecho de cuestiones positivas que terminan engrosando los telediarios del anonimato.

El pésame para las familias, para el pueblo (aquello de que en los pueblos de Extremadura cuando se nos muere alguien se muere un poco a todos es hoy cierto en Talavera La Real) y la inquietud ante que la calma vuelva a ser la soberana de nuestros adolescentes, que caigan esos cuchillos hacedores de penas y que surjan abrazos y valores de amistad.

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