Abertzales socialistas y Fernando Manzano

Coincido con algún medio digital en que la presencia de Fernando Manzano en la Secretaría General del PP es meramente testimonial por una cuestión de equilibrios territoriales, pero que en el trío Parejo, Hernández Carrón y él mismo, sería algo así como el mudo de los Hermanos Marx.

Pero resulta que ha salido de su madriguera justo en el momento en que tenía que tapar vergüenzas propias. Justo cuando su alcalde, el de Malpartida de Cáceres, está encausado y sentado en el banquillo, sale para levantar una cortina de humo. No son buenas artes esas, y menos si acudimos a aplicar aquello del "tú más" comparando esa afrenta, en una pose de victimismo, con otras irregularidades que a su juicio protagonizan socialistas, a los que denomina abertzales.

Valga, para empezar, la reprobación y el profundo rechazo a comparar a un socialista con un abertzale. Y valga, para seguir, los ayuntamientos en los que se escuda: por citar algunos, Almaraz o Moraleja, lugares donde la crispación política tradicional está por encima de la media y donde todos las personas que allí están representando a los partidos políticos son responsables. ¿O es que lo de saltarse cuatro concejales de las listas del IPEX en Moraleja es ético? La Junta Electoral lo habrá considerado lícito, pero para nada es ético. O el caso de Almaraz donde si tiramos de hemeroteca nos encontraremos con las situaciones provocadas por ediles no precisamente socialistas. Podíamos seguir por Castañar de Ibor, el único municipio de Extremadura donde he acudido a un acto del Partido Socialista y donde me fui avergonzado por las voces y amenazas que nos imploraban, personas aisladas, pero de nuevo vinculadas a otros partidos políticos.

Lamentable o afortunadamente para sus compañeros de partido, Fernando Manzano volverá a callar de inmediato una vez que cese el proceso judicial contra su alcalde. Esa es la mejor prueba de la preocupación "enorme" que para algunos tienen concejales o alcaldes del mundo rural.