Desilusión por el baloncesto
Aún no sé si el título original de este post será "desilusión por el baloncesto". Lo que tengo claro es que quiero trasladar mi más enérgica protesta, a una hora de la final, por la apatía a la que se ha sumido en esta ciudad en lo que se refiere al deporte de la canasta. Hace ya tiempo dejaron de sonar las bocinas del Multiusos, dejaron de verse baloncestistas de élite y una ciudad que tenía grabada la canasta de Freixanet en el Pabellón de la Ciudad Deportiva (la que nos dio el ascenso a la ACB) ve cómo Calderón, un extremeño, está a punto de convertirse en campeón del mundo.
Desde que desapareció el Cáceres, o desde que empezó a agonizar, hubo quienes manifestaban su sincera desazón. La mayor parte de ellos, algunos buenos amigos, terminó quemada por aquello de que lo paleto y rancio que a veces nos destaca a esta ciudad terminó extrapolándose al baloncesto. También hubo quienes quisieron ejercer de salvapatrias, con una habilidad sinpar de estar plegados a los designios municipales y que sólo aparecían en momentos puntuales. El Ayuntamiento, con su concejal a la cabeza, dijo desde entonces que se estaba trabajando por devolver el baloncesto de élite a Cáceres.
Hoy hubiéramos tenido esa oportunidad. Puntos de toda España instalarán pantallas para ver el partido. En nuestra ciudad apenas nadie lo ha reivindicado. Se ha perdido hacer una cosa fácil, sobre todo porque en el reciente mundial de fútbol se hizo en la Plaza Mayor. El tren del baloncesto de élite ha vuelto a pasar de largo. Capaces serán de con nocturnidad y electoralismo anunciar algo como la compra de derechos a algún equipo. Y todo después de ser incapaz de brindar a los cacereños la oportunidad de ver el partido, sabiendo, además, que La Sexta no se puede ver en todas partes de nuestro Cáceres. Conclusión BBB: buen interés general, bonita manera de retratarse y barata oportunidad perdida.
1 comentario:
Pues sí, es triste, pero creo que lo peor de todo es que nos están acostumbrados o nos estamos acostumbrando a esto y nos parece dar igual que en unas ciudades se valoren tantas cosas, se hagan tantas cosas y la gente se ilusione con esas cosas. Tanto rollo con los círculos por la capitalidad y, ¿para qué?
Cáceres sigue muriéndose. Es una realidad.
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