Emilio Romera: Día Mundial del Alzheimer
Lejos de que el primer nombre del día 21 de septiembre en mi blog sea otro, mucho más previsible, he cogido el de esta persona, con motivo del Día Mundial del Alzheimer. He cogido este nombre por ser protagonista de un reportaje de mi programa de cabecera de las tardes, Bravo por Extremadura (para criticar hay que conocer), que hoy, por fin, me ha parecido interesante algo de lo que he visto en él.
Emilio lleva más de seis años cuidando de su mujer, con la que lleva unido más de cincuenta. La enfermedad del siglo ha irrumpido en sus vidas hace tiempo. Los recuerdos de los dos ya son sólo de uno. La vida de uno hace que el otro casi hipoteque su vida. Una hipoteca amable, a veces desesperante, absolutamente solidaria, desvivida y con fecha de caducidad.
Un encomiable esfuerzo para paliar ese factor degenerativo, un enorme derroche de cariño entre personas que terminan siendo cómplices sin que la persona afectada lo sepa. Una labor no pagada más que en una satisfacción personal que conlleva una complicación de la vida y del entorno. La receta, en palabras de los entendidos es cariño, cariño y cariño. La responsabilidad, en manos de Emilio Romera, como tantos y tantos que hoy no tienen tiempo siquiera para pararse a pensar que es el Día del Alzheimer. Para ellos es todo el año. Por eso, precisamente, tocaba, antes que cualquier otra cosa reivindicar la nobleza y la heroicidad de lo anónimo en la ayuda diaria.
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