La debacle de la derecha extremeña
Haciendo memoria, debemos recordar que Extremadura Unida y el Partido Popular concurrieron a las últimas elecciones autonómicas y municipales en coalición. Extremadura Unida lo preside secularmente un hombre en falsa apariencia bonachón con residencia en Madrid y el Partido Popular lo preside el que toque en el momento oportuno, en una suerte de presidencia rotatoria sin más punch que el de esperar resultados y ver quién tiene más ganas de irse para Madrid.
Hecha esta aclaración resulta que acaba de oficializarse el desacuerdo de ambas formaciones políticas para concurrir de nuevo a otros comicios, en este caso las elecciones generales. El matrimonio de conveniencia parece, momentaneamente, roto. Las dudas que ahora planean sobre él es ver si se realiza con carácter retroactivo (hay miembros de Extremadura Unida en ayuntamientos y en el parlamento regional), si la parte contratante de la otra parte está de acuerdo (el anuncio proviene del más débil de la pareja en teoría) y si esto repercutirá en los resultados electorales.
El circo de la derecha extremeña no deja de sorprendernos.
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